ilustración y texto a cargo de Marta Nh
vida creada para Cecilia Gañán de Molina
".... - Hasta mañana, Cécile – dijo Marcel desde la acera de enfrente mientras se tocaba la nuca.
- 11,Rue Payenne, si’l vous plaît.
Cerró con fuerza la puerta del taxi, sin perder de vista los zapatos de Marcel. Ya apenas acertaba a distinguir su silueta, pero seguía diciendo adiós con la mano por la ventanilla. Inesperadamente le brotó un suspiro, y esta vez tuvo conciencia de que quizá podría enamorarse de alguien como él.
Mientras recorría las últimas calles de Marais antes de llegar a su casa, pensó que era buen momento para dejar el ático. Podría avisar al casero esa misma semana y seguramente no tendría problema en encontrar algo más acogedor en la zona. Después de todo ya apenas se sentía parte de ese espacio.
Llevaba tiempo tomando capuccinos y croissants con Marcel. Había atardecido en los ventanales de casi todos los cafés de la ciudad mientras inventaban historias. Su preferido desde el principio fue Le café suédois. Estaba a pocas calles y siempre acababan subiendo a casa por las escaleras, y al abrazarse aún respiraban el olor de su pelo a mantequilla.
Anoche había sido especial.
En casa de Diane se reunía gente de muchas clases. Algunos ni siquiera tenían nada en común con ella más que haber compartido un café en la máquina de la oficina. Sin embargo, era única mezclando quesos, Bordeaux y tipos peculiares.
Por alguna extraña razón, esta vez solamente habían ido conocidos. Y todo apuntaba a que habían conspirado para que Marcel y Cécile acabasen hablando en un rincón ajenos a la música de fondo de Charles Aznavour. Esta vez no habría "Venecia sin ti", pensaba ella esperando alguna señal para sentirse arropada por sus largos brazos.
A Marcel siempre le había gustado la chica de las boinas de colores. Le parecía tan especial que perderla entre tanta parisina antipática sería un error imperdonable. Sin dudarlo, le cogió por la cintura y le arrastró hasta encontrarse. Y bailaron como bailaban las parejas antes... Ya nunca llovería en París."
3 comentarios:
Ese saber amargo pero a la vez dulce de tener entre los brazos a alguien así. Me encantó.
Gracias por este regalazo tan bonito, Anna.
Qué precioso el último párrafo :)
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