ilustración a cargo de Cristina Sitja
texto a cargo de Anna Liebheart
vida creada para Sonia Puga García Hay días en los que ser feliz se resume en haber alcanzado un lugar donde ser uno mismo. Y yo por fin puedo decir en voz alta que algo hermoso me está sucediendo en París. Muchos han pecado de turistas y antes de llegar aquí, cuando están lejos y creen saberlo todo, delimitan la imagen de la ciudad y la empequeñecen. Es una pena, esta ciudad se merece otra oportunidad y yo voy a dársela porque no he venido aquí, a este pequeño estudio en plena Place du Tertre a someterme a ningún cliché. Es cierto que vivo en un lugar privilegiado, pero elegí este piso por la luz y el suelo de madera. Me encanta la calidez que ofrece el poder andar descalza mientras mezclo y trazo, los colores son parte de mi piel, me trepan y me alcanzan. Soy una mujer que se detiene por horas en un color, experimentando la libertad de quién no tiene miedo de mancharse los dedos una y otra vez. Pronto haré mi primera exposición y creo que voy a quedarme muy quieta mirándolo todo, intentando averiguar si alguien es capaz de meterse dentro de la historia que cuentan los pigmentos. Maél pondrá la música y estoy segura de que será algo improvisado y bello. Él toca música manouche y compone sus canciones dejándose llevar por lo que ve, el ritmo de las piernas de un niño jugando al balón, la delicadeza de una mujer acomodando las flores en su pequeño puesto, el tímido acercarse de los enamorados mientras toman un café. Nada se le escapa. Y esta vez él estará allí tocando en la inauguración. Nos conocimos hace algunos meses, su música parecía seguirme a todas partes cuando iba en bicicleta por París, hasta que acabé encontrándole tocando su guitarra justo en mi portal. No podré olvidarlo, me quedé sentada a su lado por horas, se nos hizo de noche escuchando los gestos y anécdotas de todo aquel que pasaba por allí. Nuestra historia está repleta de silencios, Maél es mudo desde pequeño, por eso toca, para hablar a través de la música…nuestros diálogos ahora están repletos de manchas de pintura y claro está, de jazz.
3 comentarios:
uff, que bonito, me entran ganas de lloras..."mael habla por la musica", y los "dialogos repletos de manchas de pintura". Creo que esta historia es la mia. el dibujo es de una sencillez pura, increíble, me gusta mucho!
llenáis la vida de los demás de poesía. gracias
esta ilustración es una chulada!
Qué historia más bella! Gracias.
Me ha encantado conoceros. Este proyecto es genial!
Os sigo de cerca.
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