miércoles, 4 de mayo de 2011

Boulevard St Germaine

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Collage a cargo de Willy Ollero
texto escrito por Víctor Cuenca
vida creada para Clara Ureta Chudoba

Quiero volver a París. He recuperado el cuaderno en el que escribí mis primeras impresiones de la primera vez que fui a París. Letra grande y redonda. Poco o nada recuerdo de lo que describo en estas páginas. Todos son flores y sol, edificios sorprendentes, piedras ordenadas. La vie en rose, dejé escrito, el cielo es la vie en rose. Es posible que con el tiempo, todos estos recuerdos adolescentes hayan sido el sustrato del que se ha servido para crecer la simbología que he ido asimilando. En cada página hay un intento de reproducción de la Torre Eiffel en color rosa.

Ahora veo a esa joven adolescente como una prófuga de sí misma que busca una quimera a la que agarrarse. Es tal vez por eso que quiero volver, escribo en el cuaderno. París está en mi cabeza, y quiero sentir sus calles en los pies. Huyo de esta realidad que no soporto; viajar es un bálsamo.

Imagino la ciudad a mi antojo. París acaba cada noche y empieza por las mañanas desde tiempos inmemoriales. París nunca termina, escribo. Descubro así, por azar, que una ciudad no se mide por el número de habitantes si no por la cantidad de necesidades que es capaz de saciar. Por eso la ciudad lleva, como yo, toda la vida haciendo y rehaciéndose, destruyéndose. Quién sabe cuántas personas pasaron como yo por este trance. Podría ser para mí otra ciudad, pero para todos es París. Vestida de satén negro con una gran pamela, oculto mis ojos de los relucientes rayos de sol con unas gafas, mientras me caliento tomando un café en el mítico "Café de flore", miro la gente pasar como en una obra de teatro con la torre Eiffel como escenografía y me pierdo en dulces olores y melodías... La vie en rose. Quiero volver a París, escribo.

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