ilustración de Emmanuel Lafont
texto de Alles Lüge
vida creada para Luis Armasilla
En todas las películas se abre una ventana en París y aparece la torre Eiffel. En mi nuevo apartamento abro la ventana y ésta ni siquiera tiene la decencia de querer abrirse. Cuando lo hace, con la ayuda de un destornillador oxidado, solo veo el Museo del Louvre y, como mucho, las copas de los árboles del jardín de las Tullerías.
Todo es así de decepcionante en París.
Todo el mundo se me acerca desplegando un mapa, abriendo una guía, consultando notas escritas en, por supuesto, un bonito Moleskine y me fríen a preguntas en un francés que es casi tan malo como el mío. Je ne se pas, es todo lo que contesto. Mersi, me responden en catalán.
Resulto ser una bombilla de 220 W para todas esas hordas de turistas-polilla. Quizás sean mis jerseys de cuello alto, mis gafas serias de catedrático, mis cigarrillos mal liados. Deben pensar que soy, como mínimo, el enésimo nieto bastardo de Samuel Beckett.
Las baguettes no admiten ningún tipo de comparación con las que hacen en mi pueblo, un agujero hediondo perdido en la falsa topografía de Castilla La Mancha. A veces me pregunto qué clase de niveladora inventaron para crear tal paisaje. En París nunca adivinas dónde estás porque en París el horizonte no existe. El cielo cuelga, directamente, desde las antenas y los repetidores que coronan los edificios. Un cielo soleado y azul como el de este mañana. Por supuesto, también es mentira que en París llueva todo el rato.
Vine a París para ser otro artista bohemio muerto de hambre y aburrimiento a la orilla del Sena y me encuentro que vendo tres de mis cuadros en apenas dos días. Doscientos euros con los que ni siquiera sé qué hacer. Intento invertirlos en cafés que ingiero por docenas en las cafeterías más pijas de la ciudad, pero incluso me sobra dinero para dejar el tabaco de liar: ya compro directamente Galouise. Es normal, pues, que me encuentre tan excitado que pegue saltos de dos metros cada vez que una turista me roza el brazo. También es mentira que las francesas sean frígidas e interesadas: me he acostado con cuatro en apenas dos semanas. No solo eso, sino que incluso me invitan a Martinis y a fiestas en las conoceré a mis futuros mentores artísticos.
Es descorazonador.
El ayuntamiento no deja de mandarme cartas anunciándome prometedores subvenciones, e incluso firman las misivas con tinta real. Pronto dejaré de ser un pobre desconocido. Cortázar escribiría una buena historia con esto. Yo solo espero una nueva buena noticia que termine por derrumbarme. El éxito me desarma y me hunde.
Yo sólo quiero que nadie se me acerque.
10 comentarios:
jaja me ha encantado el texto, de arriba a abajo. queria ir a paris y creo que aun despues de tu texto, ire aun mas. a desencantarme de paris quizas. si me encuentro con alguien diciendo je ne se pas, pensare que eres tu!
es genial!!! me ha encantado como habeis inaugurado... Paris... Ahora mas que nunca estoy deseando leer "mi" historia :) Pero siento a la vez remordimientos por no haber detallado más mis sueños...
unbesito artistas y ENHORABUENA A TODOS
Joer....Alles...no habia tenido la oportunidad de leer antes tu pekeña historia...y aunq estoy kn la xaketa puesta (xq akabo de llegar a mi kasa) tngo los pelos de la nuka komo torres de alta tension!
ha sido un honor inaugurar este proyekto! y sobretodo q una pobre ilustracion se enrikezka tanto kn pokas palabras!
a seguir imaginando...q enkantado estare de seguir RE-presentando diferentes historias!
Enhorabuena!
fantástica vida en París... o no. la bohemia está sobrevalorada :o)
Que bien, me a gustado esta historia de inauguración!
Esto promete y mucho!! :)
Interesante vida; De un París muy real, aunque yo estoy con Bea, algún día ire, pero de visita (para no desengañarme)
Y aún quedan muchas historias.Bien bien!
p.strange
Soy francesa (no de Paris) y creo que defines la capital perfectamente!!
Muy, muy, Chulooooo :) Enhorabuena!
Genial!!! Y Lo mejor es que ya empieza el juego!!!!
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