Fotografías de Gemma Socias
Texto de Anna Liebheart
vida creada para Celia Hoyos
Me encanta vivir en esta ciudad, despertarme aquí, decir buenos días en voz alta, abrir la ventana y ver como alguien me saluda desde la calle mientras riego las plantas: una niña pequeña, una anciana, una mujer que se dispone a hacer la compra,... cada día es alguien nuevo y lo que verdaderamente importa es este ritual de la calle Sommerard, este dejarse sorprender y empezar el día con la mejor de mis sonrisas. Pero en esta ocasión ocurre algo más, no me doy cuenta al principio pero la persona que saluda desde abajo ha dejado escapar un globo rojo que llega justo hasta mí. Atado al cordel del globo hay un sobre, dentro hay una llave y una nota que lleva escrita una dirección “rue des Carmes nº 6” y una hora las 12:12. Pienso que esa dirección está a pocos pasos de mi casa, es la curiosa tienda de magia que hace esquina al final de la calle. No tengo ni idea de por qué tendría que ir allí, siempre he ido hacia el otro lado ,en dirección al Boulevard Saint Germain. Pero no pasa nada por probar y llevarme un poco la contraria , además tengo tiempo de sobra para desayunar y darme una larga ducha. Hoy es mi día libre y puedo disfrutar de este juego de pistas que parece comenzar en menos de una hora.
Estoy nerviosa pero me dejo llevar por la sensación de que algo está por suceder, algo bueno, tal vez inolvidable. Así que cierro la puerta y comienzo a caminar midiendo el tiempo para no anticiparme o llegar tarde. Una vez frente a la tienda veo las luces encendidas pero la puerta esta cerrada, así que saco la llave y pienso que es una sensación extraña la de estar allí parada intentando abrir la puerta de otro. Pero lo hago y una vez dentro tengo la sensación de que el tiempo parece haberse quedado sentado mirándome muy fijo. Soy incapaz de moverme. Me doy ánimos a mi misma y doy el primer paso, el suelo de madera cruje bajo mis pies. Es una tienda realmente curiosa, repleta de viejos pósters de magos, objetos increíbles, barajas de cartas, pañuelos y diminutos libros que parecen guardar más de un secreto. Y entre todas esas cosas veo en el suelo un camino de pequeñas canicas, tan antiguas que parecen haber escapado de la historia de alguien muy mayor. Voy recogiéndolas y siento que cada una de ellas es parte de un puzzle, que se va completando a cada paso. La tienda es más grande de lo que uno es capaz de imaginar y tiene un pasillo enorme, al final de él hay una pared y en la pared un espejo. Me acerco lo bastante como para casi rozar con la frente la superficie, pero al contrario que el resto de espejos este es cálido y desprende un olor que me hace sentir nostalgia. Al poco observo que yo no me reflejo en él, pero si un amplio campo verde salpicado de amapolas, un lugar en el que nunca he estado pero al que creo reconocer, como si aquello fuera parte de un sueño. En él parece haber una feria, puedo escuchar la música de las atracciones, la risa de la gente no demasiado lejos y todo es tan irreal que parece un cuento de esos que me leía de pequeña la abuela Claudette. En el suelo hay una nota que dice: Hoy es el día… atrévete… creo que voy a hacerlo, que voy a entrar y disfrutar de un día repleto de cosas que tengo claro que jamás olvidaré.
6 comentarios:
que bonito....que bonito! me quedo sin palabras
Como empezar la semana de bon pied!
qué maravilla!
cómo me gusta este proyecto :)
dios mio ana... sencillamente increible, q maravilla.
Me ha gustado todo, he sido capaz de sentir un escalofrio con el sonido del buenos dias entre las sabanas, de oler esas plantas del balcon, sentir el plastico del globo, el sonido de la llave en la cerradura, todo...
Muy muy lindo
Me ha encantado ^_^!!!!
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