collage a cargo de Betty Bundy
Cuando nos mudamos a París, pensaba que sería horrible. Siempre hace tanto frío...Mamá nos dijo, que íbamos a vivir en la misma calle dónde vivió uno de los personajes más característicos que se han escrito, La Maga. Allí dijo que nacería mi vena escritora y que mi imaginación florecería. Que el frío de la ciudad dilataría mis pupilas y se colaría por mi corazón haciéndolo bombear con más fuerza y que seguro, que debería comprarme más libretas blancas para dejar mi huella en ellas.
Mamá creía demasiado en mi. Es verdad, que me gustaba soñar. De echo, nunca imaginé que me gustara tanto hasta que nos mudamos; Rue de l’Eperon, allí dónde hay calles llenas de sonrisas y tiendecillas pequeñas que parecen de cuento. No necesitaba ni acordarme de Cortázar para escribir. Las letras venían a mi, con mucha facilidad.
Me levantaba pronto para ir a clases y luego me perdía en callejones, con la libreta y el boli siempre en el bolso. A veces, me encontraba a perros perdidos que me enseñaban el lugar; otras, decidía hacer turismo y perderme entre las obras y los pasillos del Louvre, pasear por los puentes de París siempre resultaba gratificante, también.
En uno de esos paseos, me empecé a enamorar. A imaginarle sin cesar. Le veía en todos los rostros anónimos de los parisinos. Le veía cerca y lejos a la vez. Le pedía que me sacara fotos y luego, en la atmósfera de mi cuarto yo las recreaba. Mi habitación, empezaba a parecer un museo. Así, que en uno de los locales vacíos del barrio decidí exponer mi obra. Un 10 de febrero. A las ocho de la tarde. 1 grado en la capital.
Y entre todos esos rostros pintados, le vi.
4 comentarios:
Sutil y con un final de lo más sugerente.
Un texto precioso que te hace querer más y una imagen con mucha fuerza!
¿Y la historia se queda así? Quiero más...:) y quiero vivir donde vivió La Maga...
Muy bonito texto sobre mi vida en Paris :)
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