fotografías a cargo de Gemma Doe
texto a cargo de Nuria Jaén
vida creada para Laura
Al despertar ese sábado, siente un cosquilleo dulce en el cuerpo, se despereza y remolonea en la cama. Le asaltan imágenes de un sueño, trata de recordar. Era de noche y el cielo parecía estar en llamas, reflejando las luces rojas de Pigalle. Hacía el amor en su nuevo sofá, sobre los tejados de París. Un escalofrío le recorre el cuerpo, de pies a cabeza. Hacía tanto que no soñaba...Recuerda pisar palomitas de maíz, se caerían de la mesa, parecen copos de nieve, o flores de almendro. También las había por el sofá. Pero no es capaz de recordar a su amante, siente rabia de no poder arrancarlo de su subconsciente para llevarlo a su cama, ahora, poder verle la cara, poder decirle que hacía tiempo que le esperaba.
-Bueno, es hora de dejar de soñar Laura.- se dice a sí misma.
Sonríe, da un salto y sale de la cama. Asciende en paracaídas el olor a mantequilla y azúcar de la panadería, hoy sin duda se regala un croissant y un “cafe au lait” que ha salido el sol. Quiere acercarse a la tienda de muebles para acordar la fecha de entrega de su sofá, el que estrenó en sueños. Mientras desciende las escaleras se le dibuja una sonrisa en el rostro, de nuevo su mente se inunda con las imágenes difusas de la noche. ¿Quien eras, quien eras....?
-C'est quel votre nom, madeimoiselle?.- Le pregunta la acicalada encargada de la tienda, con el fichero de pedidos en la mano.
Laura deletrea su apellido con velocidad y la encargada lo repite mientras pasa ágilmente las fichas con sus uñas lacadas en rojo intenso. Laura las mira como si fueran caramelitos dando saltos sobre los bordes de cartulina de las fichas.
Lleva semanas deseando estrenar su sofá, hecho a medida para que pueda encajar delante del ventanal. Sí, ha sido un capricho, pero no le pesa. Ha trabajado duro y siente que se lo ha ganado. ¿qué mejor que volver a casa ahora, que apunta la primavera, y poder tumbarse sobre París en su nuevo sofá? Las vistas son fantásticas. Tejados de pizarra donde crecen miles de chimeneas que esconden las almas de sus habitantes, por donde escapar de noche, como aire. Le ha costado bastante esfuerzo y mucha paciencia conservar su buhardilla y ahora que el propietario ha formalizado el contrato y llevado a cabo la reforma prometida hace años, sabe que su sitio está aquí. Su pequeño refugio en el 18eme.
La encargada que sonríe cómplice, le confirma que será entregado en la tarde del viernes, a partir de las 19.00 hrs. Le pide que confirme la dirección de entrega:
-63, Rue Caulaincourt, 6º etage.- Contesta Laura, un tanto curiosa por la sonrisa de la señora que parece esconder un misterio obvio, del cual ella es incapaz de percatarse. De pronto, y con aire de confidencialidad y cercanía, le pregunta si es española. Laura asiente, y la rubia señora parece sonreír aún más. Finalmente le confiesa que tienen un chico nuevo trabajando, que es español, como ella.
-Él será quien suba los seis pisos de escaleras con el sofá a cuestas.-dice coqueta la encargada mientras se toca el pelo.
Las dos ríen con culpabilidad, se despiden y Laura sale de la tienda enérgica, deseando que pase la semana.
El siguiente viernes llega pronto del trabajo. Quiere darse una ducha antes de que lleguen a entregar el sofá. Suena el timbre. Cuando abre la puerta del apartamento se queda paralizada. No da crédito. Esto no está pasando. Al lado del sofá, en el rellano, con gesto de esfuerzo y cara sonrojada, está él. Laura reconoce su cara, hace años que no se han vuelto a ver, pero jamás olvidaría su gesto, sus ojos. Miles de recuerdos se amontonan en su memoria, las veces que le extrañó, las veces que deseó volver a verle...y ahora está en la puerta de su apartamento de París con una mano apoyada en su sofá a medida. No es capaz de articular palabra. Tiene la impresión de haberse colado de nuevo en el sueño de hace una semana. Es él, es él!
-Eres tú! Qué haces aquí?
-He venido a por ti.
-Pero....cómo puede ser? Pero...cómo has llegado hasta aquí?
Se acerca a Laura y le toma las manos. Las agarra fuerte. Ella se siente flotar, no hay resistencia, ni voluntad, ni tiempo, ni realidad. Se aproximan. Se miran a los ojos sin tregua, como el que trata de descifrar la solución a un enigma sin respuesta aparente.
-Llevo tiempo buscándote, Laura. Hay muchas cosas que quiero decirte.
Como en los pasos de un baile, sus manos se sueltan para alcanzarse, se abrazan, fuerte, todo da vueltas, sus latidos parecen sobresalir por encima de la ropa. En la cocina suena grave el microondas que gira. Comienzan a explotar las palomitas que ella preparó para este encuentro, sin saberlo, sobre las azoteas de París.
4 comentarios:
Millones de gracias! Me encanta!!
seis pisos... pobre
pero si luego van a pisar un camino de palomitas juntos... :)
Gracias a tí Laura, por dejarnos hacer tu sueño realidad virtual!!Me alegra que te guste!
Cada día eres más grande...!!!
(lo dice tu coach) ;-)
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