ilustraciones a cargo de Verónica Algaba
texto a cargo de Anna Liebheart
vida creada para Marta Nh
Me levanto sabiendo que hoy se aprueba en el parlamento francés la reforma en contra de los lunes, años enteros sufriendo de camino al trabajo, temiendo el atasco, la lluvia y la puerta de entrada a un lugar con el que me costaba identificarme . Es curioso pensar que dentro de un tiempo habré inaugurado un nuevo vértigo, que nada tendrá que ver con el pánico que me producía el comienzo de semana. Y es que a partir de hoy, 24 de Julio de 2011 después del domingo vendrá un día en blanco que cualquier ciudadano podrá nombrar y gestionar según sus deseos. Pienso que al fin ha servido de algo manifestarse, luchar hasta conseguir una conquista que beneficie a todos, el agotamiento nos ha devuelto la fuerza, así que lo tengo decidido: en este tiempo que por fin es mío voy a dedicarme a recuperar algo que nunca imaginé perder y es que por extraño que parezca, desde hace más de tres meses no tengo sombra. Todo sucedió en el metro en un transbordo en Haussmann St Lazare, caminaba sumergida en mis pensamientos, recordando alguna frase del libro que acaba de leer, o pensando en la deliciosa cena que compartiría con Etienne aquella noche, despistada como iba sentí tropezar pero no caer. Recuerdo a un hombre ciego con la mano en alto, sujetando algo, impidiendo mi caída sin tocarme, sin verme en realidad. El tiempo pareció detenerse entre nosotros, incluso volverse más ligero, le vi respirar hondo y abrir la boca como quién bosteza con hambre de meses, me fijé en sus labios y en sus filas blanquísimas de dientes y fue entonces cuando lo vi masticar despacio, paladeando el sabor de algo nuevo que pareció causarle un inmenso placer. La gente a partir de ese momento comenzó a bailar, como si la música surgiera de mi piel y nadie pudiera resistirse a esa danza irracional y antigua, me incorporé y me deshice como pude de una mujer de 80 años haciendo demi-pliés que me seguía de cerca, y al hacerlo busqué al ciego que había comenzado a alejarse deprisa, mezclándose astutamente entre la gente. Desde ese día intento caminar bajando el sonido a mis pasos, evito la hora punta y los lugares concurridos, porque aunque los primeros días era inmensamente feliz una acaba cansada de tanto fox-trot y pasos de swing en el supermercado, en el cine, incluso mi amado Etienne empieza presentar síntomas si estamos a menos de cinco metros de distancia. No nos ha quedado más remedio que comenzar una relación a distancia, nos mandamos postales a la espera de que cualquier día logré dar con el maldito ciego que se merendó mi sombra. Mientras tanto la prensa internacional se hace eco del extraño fenómeno que se produce de forma intermitente en el distrito 5, los titulares anuncian sin parar: París es una fiesta!!! y entre dientes me digo: y yo su maldito altavoz…
4 comentarios:
genial texto e ilustraciones! Me encanta! De las mejores que se han publicado!!
Que bonita la primara ilustración!
Me ha encantado, soy una enamorada de París. Suerte
Estoy de acuerdo con el primer comentario, me encanta!
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